Hablamos de un poema que inspiro a Mandela durante sus 27 años de carcel.
Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
negra como el abismo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
ante los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero erguida.
no he gemido ni llorado.
ante los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero erguida.
Más allá de este lugar de ira y llantos
se cierne el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me halla, y me hallará sin temor.
se cierne el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me halla, y me hallará sin temor.
No importa cuán estrecho sea el portal,
ni cuán cargada de castigos la sentencia,
Yo soy el amo de mi destino,
Yo soy el capitán de mi alma.
ni cuán cargada de castigos la sentencia,
Yo soy el amo de mi destino,
Yo soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley (1849–1903)
Aunque el poema en su versión original no
tenia título, se conoce hoy en día como Invictus (inconquistable del
Latín) de ahí el nombre de la película basada en el libro de John Carlin
"Playing the Enemy" ( Traducida como "el factor humano" en España.)
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